Hace ya seis meses

Cuando nuestro actual alcalde sustituyó al anterior, pensé que una etapa por fin había pasado y entrábamos en otra nueva. Después entendí que un simple relevo, sin la ratificación de las urnas, quizás no era suficiente para romper con lo anterior. Cuando las últimas elecciones ratificaron al actual alcalde en el puesto pensé, ahora sí. Ya no tiene que cargar con el lastre de haber sido puesto y no elegido. Ya no está en deuda con alguien, sino con el propio pueblo que lo ha votado. Ahora sí podrá hacer borrón y cuenta nueva; ahora sí podrá soltar lastre sin temor a que nadie del partido lo pueda reprender.

Esto lo pensaba antes y lo sigo pensando aún. Sigo pensando que era necesario que entrase savia nueva y sigo manteniendo la esperanza de que cambien muchas cosas. El favoritismo, el moverse con frecuencia en la cuerda floja de la legalidad, los compromisos adquiridos con allegados, el gasto innecesario e injustificado, anteponer el interés particular al general, la desigualdad de oportunidades entre los vecinos, la poca transparencia, etc. Y no es que piense que nuestro anterior alcalde era un mal gobernante. El problema es la perpetuación en el poder durante años y años. Por muy buenas intenciones que se tengan al principio, a la larga el tiempo te la juega.

Yo aún sigo manteniendo la esperanza, pero también muchos otros vecinos y vecinas, algunos incluso militantes del Partido Socialista. El problema es que el tiempo va pasando y creo que ya se podrían haber dado algunos pasos. Hace ya seis meses de las elecciones.

El actual equipo de gobierno se enfrenta tal vez a la peor etapa posible para gobernar. Las circunstancias del país y de medio mundo no son desde luego las mejores. Estamos de acuerdo en que nos toca a todos arrimar el hombro y ayudar en lo posible. Pero si toca eso, que les toque a todos, no sólo a unos pocos. Cualquiera podría entender actuaciones duras pero justificadas. Lo que nadie entendería ni apoyaría es que se hagan cosas sin sentido ni pudor, a pesar de la que está cayendo.

Tres cosas le pido de momento a nuestro gobierno municipal:
     - Que se quite de en medio los lastres heredados de legislaturas pasadas, tanto en lo que respecta a modelo de gestión, como en la parte de la masa gris que corresponda y la masa que es menos gris (también llamada incompetente o nula).
     - Que aumente la transparencia en la gestión. Que haga un esfuerzo para acercarse al pueblo y que comparta información, que fomente la participación de todos en los asuntos públicos. Que explique las situaciones y las decisiones que haya que tomar. Se dice que hablando se entiende la gente pero, para entender, primero hay que hablar. Por suerte, hoy en día es más fácil y más barato que nunca compartir información. Cualquiera podrá entender las situaciones de dificultad que se presenten y las decisiones que haya que tomar, pero para entenderlas se deben explicar. Mejor explicar por qué se ha tenido que hacer algo, que dejar que cada cual se monte sus películas y tomen por correctas interpretaciones erróneas.
     - Por último, que no caiga en los mismos errores del pasado. Que no subestime el poder de la ciudadanía. Que vele por el interés general, no por el particular.

Le deseo suerte a este gobierno para que supere con éxito las dificultades que tiene por delante. Al mismo tiempo, le recuerdo el derecho que tenemos todos de saber, de conocer el estado en que están nuestras cuentas, nuestros proyectos. El derecho que tenemos de que nos expliquen por qué se hacen las cosas.

Yo quiero saber, por ejemplo, en qué consiste el proyecto de instalación de fibra óptica, ¿qué uso se le va a dar?, ¿cuándo estará listo? Quiero saber por qué demonios no se termina de presentar un PGOU que esté dentro de la legalidad.

Quiero saber cuál es la situación de Diprasa, pero quiero que me lo digan mis gobernantes, no enterarme por la prensa.

Si cuando se aprobaron los presupuestos de este año se contaba con un millón de euros para terminar el nuevo gimnasio y piscina cubierta, quiero saber qué ha pasado para que no se terminen. Seguramente habrá una justificación, pero quiero y tengo el derecho de conocerla.

No me cabrea tanto la subida de un 5% del recibo del agua y alcantarillado, a pesar de que desde finales de 2008 hasta hoy (años de crisis) mi recibo haya aumentado en un 50%. Sólo hay que mirar la cantidad de conceptos nuevos que se están cobrando y las subidas, pequeñas pero sucesivas, que han ido teniendo los servicios. No obstante, no me mosquea tanto teniendo en cuenta que para 2012 se han congelado otras tasas y bajado otras. Más me molesta, por ejemplo, que en nuestras empresas públicas se cobren salarios poco acordes con el tipo y tamaño de empresa, con el tamaño y nivel económico del municipio, con la formación previa y la responsabilidad asumida de sus beneficiarios.

Me molesta también que de todos los años de bonanza en los que el dinero entraba a espuertas, no nos hayan quedado infraestructuras que valgan la pena.

A pesar de todo, lo que más me molestaría no es que las cosas se hayan hecho así, sino que se continuaran haciendo igual.

La gente cada vez es más exigente, quiere más información, mira más el valor de su voto. Sobre todo, hoy en día que no hay pan y circo para todos. Hay que cambiar la forma de hacer política, de lo contrario, las consecuencias se volverán en contra.

Como decía mi maestro, “quien avisa no es mal amigo…”

Como siempre, si alguien que lea este artículo tiene algo que decir, si cree que debe opinar o simplemente tiene ganas de hacerlo, tiene el blog a su disposición. Sólo quiero recordarle que debe mantener la educación y el respeto. 

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